Lunes, 17 Febrero 2025

Jubilación: Deconstruir para Renacer

Desde nuestro estudio tuvimos el agrado de invitar a una de nuestras clientas recientemente jubilada, Sandra Bracco, a compartir sus profundas reflexiones sobre esta nueva etapa de la vida. En sus palabras, la jubilación se transforma en un proceso de deconstrucción y, al mismo tiempo, en el nacimiento de nuevas posibilidades. Sandra nos ofrece una mirada sincera sobre cómo el retiro redefine la organización del tiempo, el sentido de pertenencia y la importancia de reinventarse en cada etapa. Agradecemos sinceramente sus palabras, que nos invitan a replantear y valorar cada momento del camino.

 

La jubilación: una transición y un nuevo comienzo

La jubilación. Qué momento. Una deconstrucción en proceso. Qué transición.

Ante todo, agradezco a las personas que me acompañan y sostienen en este camino. A mi familia, sobre todo, que soporta mis cambios de humor.

Allá por 1800, la jubilación surgió como respuesta a la indefensión de los más pobres. El sueño de tener derecho a no trabajar. Desplegar los deseos de hacer fiaca, de poner fin a las tareas que nos ocuparon toda la vida.

Sin embargo, el trabajo organizaba mi tiempo. Ahora me encuentro ante un tiempo sin organización.

Cuando llega el retiro, ¿dejamos de existir?

Parece que estamos preparados, pero cuando el momento llega, la transición resulta compleja.

El sentido de pertenencia, tan enraizado en un grupo de trabajo activo, trasciende clases sociales, ideologías políticas y creencias religiosas. Sin embargo, se desvanece ante una nueva dinámica: una etapa solitaria en la mayoría de los casos o con cambios radicales en las personas y los ámbitos que nos rodean.

Necesito sentir que no he sido extraída de mi grupo de pertenencia, sino que simplemente he pasado a ocupar otro lugar. Pero ¿voy a gozar? ¿Voy a ser valiosa? Uno no es lo que hace. Por eso, es fundamental no vivir el retiro como una expulsión ni como una pérdida de estatus. No debe ser una ruptura traumática ni una negación de nuestro propio valor. El fin último no debe ser el despojo ni la falta de interés.

He aquí un punto que considero más que relevante: este cierre debe producirse en el momento adecuado. Debe ser previsto. Muchas veces, la retirada llega antes de lo esperado y puede sentirse como una expulsión. Hay que saber retirarse.

Pese a ello, la jubilación es un duelo. Es también la oportunidad de cumplir con aquellas asignaturas pendientes. ¿El plus? Hacerlo con la sabiduría de un camino recorrido, con los vínculos de siempre que nos vienen acompañando desde largo trecho -siempre al hecho-, y con los nuevos que supieron llegar para ganarse su lugar. Se avecinan nuevas experiencias y el grato desafío de encararlas del modo más sano posible. Y como cuando éramos niños -porqué no - de poner el foco en el divertimento.

Dentro del contexto familiar también asumimos un nuevo rol: estamos más presentes. Creo que la familia, junto con la sociedad, debe generar estímulos para fomentar nuevas vivencias y animar este cambio.

Creo que la jubilación debe conducir al movimiento, al cambio, a la risa y al disfrute. A espacios participativos, a ayudar y ser ayudados. Es cierto que no tenemos tanto tiempo por delante, pero sí un camino recorrido. El círculo se achica, pero se hace más selecto y con más calidad: elegimos con quién compartir y en qué invertir nuestro tiempo. Más consumo espiritual, menos material.

Las preguntas que dejo para el final son:

¿Quién soy?
¿Qué me gusta?
¿Cómo y con quién quiero compartir mis días?

Me vuelvo a plantear: ¿Qué necesito?

En eso estoy. Descubriendo día a día mis nuevos impulsos. Como movimientos continuos y, sobre todo, virtuosos.

¡Sí al jubileo! ¡A vencer la "jubilopatía"!

P.D.: Para quienes no me conocen, me he convertido en artista plástica, entre otras cosas.

Sandra Bracco

 

 

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